1.Brindar en el Puente de Carlos al atardecer
No te vamos a incitar al consumo de alcohol en lugares públicos ni mucho menos, pero de la misma manera que es costumbre tomar una botella de vino en buena compañía frente al Sena en París o visitar el palacio de Versalles, en Praga, hacerlo frente a este bello puente cuando la iluminación hace acto de presencia es una maravilla.
2.Recorrer las calles del barrio Lesser Quarter
Este bohemio entorno es uno de los pocos que sobreviviría intacto a la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad es más animado que el casco histórico -y más barato- por lo que alojarse en él siempre es una buena idea.
3.Hacer «free tour» por el castillo de Praga
Si no conoces lo que es el free tour más vale que vayas haciéndolo. Esta red de guías y planificaciones de ruta urbana es perfecta para conocer ciudades como Cracovia, Londres o París sin gastarse una fortuna en guías. Normalmente el precio es «la voluntad» y cada viajero suele abonar unos 5 euros por tour de una hora u hora y media.
4.Visitar la ópera al menos un día
El precio de una ópera en Praga va desde los 27 euros, cantidad por la que es posible ver obras tan insignes como La Traviata. ¿Merece o no merece la pena?
5.Visitar la cripta de la catedral
La cripta no es solo una parte del templo de Praga, no. Es un testigo mudo de la resistencia checa frente al nazismo. Muy bien valorada por los viajeros, esta cripta pone el tono oscuro a unas veladas que, por lo general, se caracterizan por la belleza y el buen gusto, muy evidentes en viajes a Austria o República Checa.