Lo primero que hay que saber es que Santorini es un pequeño archipiélago volcánico formado por cuatro islas, de las cuales sólo dos están habitadas. La más grande es también la más famosa y donde se encuentra su capital, Fira. Es una media luna en donde la parte occidental es un gigantesco acantilado y la oriental está formada por varias playas de diferentes tipos. ¡Impresionante!

La capital de Santorini es una pequeña ciudad situada en el acantilado y donde, gracias a esa curiosa ubicación, se pueden observar unas vistas espectaculares. Además, pasear por Fira es perderse por multitud de callejuelas llenas de tiendas, restaurantes, bares de todo tipo, discotecas y muy buen ambiente nocturno. Aunque cuanto más nos acercamos al acantilado, ¡más caro es todo!

Oia y su puesta de sol

Al norte de la isla se encuentra Oia, un pequeño pueblo unido a la capital por todo tipo de casas y hoteles increíbles donde encontramos las piscinas con las vistas más espectaculares del mundo. Es en este pueblo donde podremos presenciar una puesta de sol increíble, que reúne todas las tardes a cientos de personas maravilladas ante la desaparición de nuestra estrella.

Además, en Oia es donde están las cúpulas azules más famosas del archipiélago. Como muchos ya sabréis, estas cúpulas pertenecen a las iglesias ortodoxas repartidas por toda la isla.

Playas

Si no tenemos dinero para estar en hoteles con piscina-balcón, podremos refrescarnos en las playas del este y sur de la isla. Las más curiosas, por así decirlo, son tres que están muy juntas: Playa Roja, Playa Blanca y Playa Negra y, como sus nombres indican, cada una es de un color.

Se puede ir a pie a Playa Roja (de arena roja, al igual que el acantilado que la protege) y desde allí coger un barco-taxi para llegar a las otras: Playa Blanca, playa de piedras blancas a la que tendremos que llegar nadando, y Playa Negra, con arena oscura. ¡Vale la pena verlas todas!

Santorini, la isla griega azul y blanca